domingo, 28 de septiembre de 2014

Madeira y Porto Santo

    
Puerto de Funchal al amanecer.
          La isla de Madeira forma parte de la Macaronesia, por lo que posee buenos bosques de laurisilva o monteverde, que albergan a dos spp de aves endémicas de la isla, además de varias sspp diferentes a las de otros archipiélagos cercanos o a las del continente.

Costa sur desde el centro de la isla.
   
Gaviota patiamarilla (Larus michahellis) en le puerto de Funchal.

Panorámica desde Balcoes do Ribeiro Frío.
       La paloma de Madeira (Columba trocaz) habita en los bosques del centro de la isla, y no es escasa, pero si dificultosa de ver. Un buen lugar para observarla es el llamado Balcoes do Ribeiro Frío, a donde se llega caminando por una ruta señalizada desde el pueblo del mismo nombre. Es un lugar espectacular, desde el que se aprecia un gran valle cubierto de bosque húmedo.

Bosque bajo los Balcoes do Ribeiro Frío.



      

       Por el camino puede observarse el otro endemismo, el reyezuelo de Madeira (Regulus madeirensis), aunque éste frecuenta cualquier zona arbolada, incluido el Jardim Botánico de Funchal, desde el que hay una buena panorámica de la costa norte. También es frecuente en las zonas arboladas el pinzón vulgar (Fringilla coelebs madeirensis), ssp endémica de llamativos colores, y el canario (Serinus canaria).










Pinzones vulgares en Ribeiro Frío.
Jardín Botánico de Funchal.
       
          Además, hay otros paseriformes interesantes en la isla, como el bisbita caminero (Anthus bertelhotti madeirensis), la lavandera cascadeña (Motacilla cinerea schmitzi), la curruca tomillera (Sylvia conspicillata), el pardillo común (Carduelis cannabina guentheri) y el lúgano (Carduelis spinus). En invierno llegan aves continentales, como el mosquitero común (Phylloscopus collybita), y pude localizar al menos dos mosquiteros bilistados (Phylloscopus inornatus) en un pinar cercano a la Punta Sao Lourenço, en enero de 2013.

Punta Sao Lourenço.

Paúl da Serra, en el centro de la isla.
    
Porto Moniz, en el norte.
           En cualquier desembocadura o puerto pueden localizarse algunas limícolas o ardeidas en otoño e invierno, pero es en el Lugar de Baixo donde más posibilidades hay de ver algún divagante americano entre las aves residentes o las que llegan para invernar.

Lugar de Baixo.

Focha común, andarríos chico y correlimos común.

Garza real (Ardea cinerea).
          En las cercanías del pico Areeiro nidifican las pocas parejas de petrel freira o de Madeira (Pterodroma madeira), en riscos casi inaccesibles, y también pueden verse en alguna travesía marina. En las Desertas cría en mayor número el petrel gon-gon o de Fea (Pterodroma feae). Hay posibilidad de contratar excursiones para verlos en el mar durante la época de cría.

Islas Desertas desde Machico.

Desertas desde el ferry de Porto Santo.

Isla da Cal, Porto Santo.
          A la isla de Porto Santo puede llegarse en ferry, desde Funchal, y es una buena oportunidad para ver aves marinas, como por ejemplo la pardela chica (Puffinus baroli). En esta isla, además de la extensa playa de su costa sur, se puede visitar un embalse llamado Tanque, en el que paran algunas aves acuáticas y limícolas.

Vila Baleira, la capital de Porto Santo.

Tanque.


          En la capital abunda el gorrión moruno (Passer hispaniolensis), y en las laderas entre ésta y el puerto, se pueden localizar grupos de gorrión chillón (Petronia petronia). La oferta de alojamiento es limitada en esta isla, pero muy abundante en Madeira.

Macho de gorrión moruno.

Bando de gorrión chillón.
Lagartija de Madeira (Lacerta dugesii).

domingo, 21 de septiembre de 2014

Migración de paseriformes en el Golfo de Vizcaya (II)

Costa cantábrica gallega, Ría do Barqueiro.




         La mayoría de los paseriformes migrantes, tanto en otoño como en primavera, se guían por el magnetismo terrestre o por las estrellas, instintivamente. Cada etapa se debe iniciar en las mejores condiciones físicas, para que sea larga, y al final de ella, las aves buscan un lugar favorable donde parar y recuperarse. Todo cambia si, en mitad del viaje, la meteorología se vuelve adversa, lo que las obliga a interrumpir su vuelo.





Mosquitero común (Phylloscopus collybita) capturado para anillamiento.

En términos generales, durante el otoño, los vientos de componente norte o cercanos favorecen el flujo migratorio de paseriformes, siempre que no sean fuertes en exceso. Parece que hay un mayor flujo con viento NE y N que con NO. Los principales factores inhibidores de los movimientos de aves son los vientos del sur y la lluvia, y en menor medida la niebla. En primavera se notan menos estos fenómenos; por una parte, la migración prenupcial suele seguir rutas más orientales, y por otro, las aves viajan con mayor rapidez.



Pinzón vulgar entre niebla.


Tarabilla norteña (Saxicola rubetra), migrante otoñal en la costa asturiana.
Algo similar a lo comentado para Asturias ocurre en observatorios del norte de Europa, como Falsterbo (Alerstam, 1978) o del sur como Gibraltar (Tellería, 1981), donde las aves parten con buenas condiciones meteorológicas y de visibilidad, y quedan retenidas por los factores reseñados.


Costa Atlántica francesa, Biarritz.


Faro de Ortigueira, Coaña.


Observando aves en la costa asturiana; Verdicio (Gozón).


Halcón peregrino en la costa asturiana.
En el periodo fenológico en que se produce el paso postnupcial, cuando el viento sopla de componente norte, el flujo de aves es constante, igual que la sedimentación de ejs en lugares favorables. Muchos pájaros dan el salto desde las costas francesas e inglesas, y muy posiblemente, al llegar a la costa cantábrica continúan su viaje hasta cubrir una etapa, de longitud marcada por sus reservas y la fuerza del viento que los empuja. Estas aves irán ocupando de forma más o menos homogénea los biotopos favorables para su estacionamiento temporal. Es habitual en otoño ver collalbas, bisbitas o alondras en prados y camperas litorales o en sierras más al interior, carriceros en zonas palustres, papamoscas en sotos y parques y, currucas y mosquiteros en zonas de matorral y arbustos.


Ría de Treto (Cantabria).


Mar Cantábrico al norte de Gijón.


Papamoscas gris (Muscicapa striata) recién llegado a la costa de Gozón.


Este panorama cambia cuando lo hacen las condiciones meteorológicas. Si predominan durante días los vientos del sur o la lluvia se presenta de forma persistente, el flujo migratorio se ve interrumpido; las aves se concentran en localidades favorables, y en lugares donde los migrantes se encuentran con un obstáculo importante (el mar o una cordillera), la densidad irá en aumento mientras no llegue un cambio favorable.

Curruca zarcera (Sylvia communis); sp común en el paso otoñal en la costa cantábrica.

Ruiseñor común (Luscinia megarhynchos).

Más información:
        Alerstam, Thomas (1978). Análisis and a theory of visible bird migration. OIKOS, 30: 273-349 (Copenhagen).
        Tellería, José Luis (1981). La migración de las aves en el Estrecho de Gibraltar. Volumen II: Aves no planeadoras. Universidad Complutense, Madrid.

domingo, 14 de septiembre de 2014

Tierra de Campos, Castilla-León

Atardecer en Cerecinos de Campos.
La Tierra de Campos es una comarca castellana que se extiende por las provincias de León, Zamora, Palencia y Valladolid. Es principalmente llana, con ondulaciones y algunos cerros, muchos cultivos de cereal y algunas lagunas de importancia para las aves.

Raso de Villalpando.
Las aves esteparias abundan, sobre todo en las áreas protegidas, pero también en otras zonas. Por ejemplo, son buenos lugares para observarlas los alrededores de Guaza de Campos y Frechillas, o la carretera de Dueñas a Ampudia, en Palencia. Habitan todo el año la avutarda (Otis tarda), el alcaraván (Burhinus oedicnemus), la ganga ortega (Pterocles orientalis) y la calandria (Melanocorypha calandra); en verano el aguilucho cenizo (Circus pygargus), el sisón (Tetrax tetrax), la terrera común (Calandrella brachydactyla) y el bisbita campestre (Anthus campestris); y en invierno el aguilucho pálido (Circus cyaneus) y el búho campestre (Asio flammeus).

Pareja de avutardas.

Hembra de sisón.

Construcción de adobe en Villafáfila, con las lagunas al fondo.
Las Lagunas de Villafáfila son las últimas de la cuenca endorreica del río Salado, que a principios del s.XX contaba con 22. Actualmente, las más grandes son: la Salina Grande (180 ha), la de Barillos (110) y las Salinas (70). Son lagunas poco profundas, estacionales y salinas, que sufren en la actualidad un proceso de colmatación. Es interesante la comunidad de flora halófila, y los campos cerealistas y desarbolados.


Perdiz roja (Alectoris rufa) en el entorno de Villafáfila.
Palomar en Villafáfila.

Concentración de cigüeña blanca (Ciconia ciconia) en Villafáfila.



Aguilucho lagunero.

 Crían en este paraje el aguilucho lagunero occidental (Circus aeruginosus), la cigüeñuela (Himantopus himantopus), la avefría (Vanellus vanellus) y la pagaza piconegra (Sterna nilotica) en las zonas con agua, y en los campos próximos la avutarda, el sisón, el aguilucho cenizo y la ganga ortega; además, en Otero de Sariegos hay una colonia de cernícalo primilla (Falco naumanni) con más de 60 parejas, y otras muchas por los pueblos cercanos.



Nido de avefría.


Nidos para primillas en un palomar de Otero de Sariegos.

Macho de cernícalo primilla.
 En invierno llegan miles de ánsares comunes (Anser anser) y patos de superficie, y además se forma un dormidero de milano real (Milvus milvus). En los pasos se ven muchas spp de anátidas y otras aves acuáticas, incluidas muchas pequeñas limícolas. Hay un centro de interpretación de visitantes y varios observatorios.

Gorrión chillón (Petronia petronia) junto a la laguna de Barillos.
Lobo  (Canis lupus) en Tierra de Campos, comarca recientemente colonizada por la sp. Foto: Manuel A. F. Pajuelo..

Hembra de collalba gris (Oenanthe oenanthe).

 La Nava de Fuentes es una zona húmeda endorreica, que antiguamente cubría 5000 ha (el llamado Mar de Campos), pero que fue desecada a mediados del s. XX. En 1990, la Fundación Global Nature propuso su restauración, que fue llevada a cabo por la Junta de Castilla y León y la U.E. En la actualidad una laguna artificial ocupa 300 ha de agua abierta, con unos 50 cm de profundidad media. Hay en los alrededores pequeños carrizales y amplios pastizales que se encharcan en invierno.



Trampa Helgoland para anillamiento de aves.

Fuentes de Nava.
 Es muy importante la invernada de anátidas, sobre todo de ánsar común, y llegan también ejs de ánsar careto (Anser albifrons), ánsar piquicorto (Anser brachyrhynchus) y barnacla cariblanca (Branta leucopsis). Además se forma un dormidero numeroso de aguilucho lagunero.



Observatorio elevado en la laguna de la Nava.
 Crían en la zona húmeda la garza imperial (Ardea purpurea), la cigüeñuela, el chorlitejo chico (Charadrius dubius), la avefría, la gaviota reidora (Croicocephalus ridibundus) y el fumarel cariblanco (Chlidonias hybrida). También hay aves esteparias en las cercanías. En otoño recalan ejs de carricerín cejudo (Acrocephalus paludicola), buscarla unicolor (Locustella unicolor) y otros muchos paseriformes y aves ribereñas, y puede verse el bigotudo (Panurus biarmicus) y el pájaro moscón (Remiz pendulinus).
Cuenta también con varios observatorios, alguno de ellos elevado.


Lavandera boyera ibérica (Motacilla flava iberiae).

Rana verde (Rana perezi).
 En 1998, la F.G.N. inició la restauración de la laguna de Boada, cerca de la Nava, también rica en anátidas durante el invierno.
 Otra laguna, la de Pedraza, situada algo más al sur, acoge muchos gansos y otras aves acuáticas en sus agua y en los campos aledaños.



Gansos en la laguna de Pedraza y campos aledaños.
Más información:
Montero, José Antonio y colaboradores (2005). Dónde ver aves en España. Los 100 mejores lugares. Lynx Edicions y SEO/BirdLife.
Sociedad Española de Ornitología (1993). Dónde ver aves en España peninsular. Lynx Edicions.