domingo, 21 de diciembre de 2025

Aves en el jardín (VIII)

 

Carbonero común (Parus major) alimentándose de cacahuetes en un comedero, en diciembre. Miranda, Avilés.

Aportar alimento extra para las aves silvestres en invierno, es una práctica que va en aumento, y que ayuda a que muchas de ellas puedan superar con éxito la época fría, y llegar al período reproductor en mejores condiciones físicas.

Hembra de camachuelo común (Pyrrhula pyrrhula) comiendo semillas en un comedero invernal. Nueva, Llanes.


Carboneros comunes en un comedero tras un chubasco. Miranda, Avilés.

Carbonero común utilizando las patas para sujetar comida, en un comedero construido en madera. Miranda, Avilés.

Carbonero común en un comedero provisional colocado en una ventana.

El mismo ejemplar desde otro ángulo.

Jóvenes carboneros aún dependientes de sus padres, aprendiendo a buscar alimento. En ocasiones puede utilizarse la alimentación complementaria para favorecer la crianza. 18-5-2020.

En parques, jardines particulares, o incluso en balcones y ventanas, se pueden instalar comederos, bien construidos artesanalmente o adquiridos en tiendas especializadas. Con ello conseguiremos además, disfrutar de la observación de muchas especies, que de otro modo no son fáciles de ver.

El colibrí brillante coroniverde (Heliodoxa jacula - Green-crowned Brilliant) acude con frecuencia a los recipientes de alimentación que se colocan en muchos jardines sudamericanos. Mindo, Ecuador.

Petirrojo europeo (Erithacus rubecula) en un comedero; se pueden colocar diferentes tipos de comida para favorecer a muchas especies.

Colirrojo tizón (Phoenicurus ochruros), un insectívoro que en invierno puede aprovechar diversos recursos.

Curruca capirotada (Sylvia atricapilla) alimentándose de una manzana en el árbol; los frutales como el manzano (Malus domestica) son una buena opción para un jardín, pues en invierno los frutos no recogidos pueden alimentar a diversas aves y otros animales. Miranda, Avilés.

En este caso, una curruca capirotada consume una manzana colocada a propósito para alimentar a las aves de un jardín. Miranda, Avilés.

También pueden adaptarse los jardines y balcones, con plantas, árboles o instalaciones que provean de alimento o protección no solo a aves, sino a todo tipo de animales como mamíferos, reptiles, anfibios o invertebrados. Entre todos crearán una pequeña comunidad, que puede relacionarse con los espacios vecinos.

Colirrojo tizón utilizando un comedero como posadero para acechar insectos en verano. Miranda, Avilés.

Jardín con comederos para aves y con flores que atraen también a insectos. Miranda, Avilés.

La situación del jardín influye mucho en la composición de su fauna y flora, y los hay que se localizan en lugares privilegiados. Jardín de la isla de Flatey, en Islandia, en el que un archibebe común se posa en su mobiliario.

La variedad vegetal de un jardín hará que su diversidad sea alta. Para ello debe haber posibilidades alimenticias y de refugio muy variadas. Un abejorro (Bombus sp) se alimenta en la flor de un Callistemon citrinus, un árbol de origen australiano que se usa como ornamental en muchos lugares. Miranda, Avilés.

Araña cangrejo (Misumena sp) en una flor de lavanda, preparada para capturar a algún insecto polinizador, aunque el camuflaje no parece el más adecuado. Miranda, Avilés.

En verano es importante para muchos animales encontrar una fuente de agua limpia para saciar la sed, bañarse y refrescarse, por lo que es conveniente colocar en el jardín algún recipiente que debe mantenerse lleno y limpio.

Gorriones comunes (Passer domesticus) disputándose un lugar en un bebedero de jardín, a finales del mes de julio.

Un chochín paleártico (Troglodytes troglodytes) espera su turno para beber y bañarse. Miranda, Avilés.

Una collalba gris (Oenanthe oenanthe) descansa tras una etapa en su migración postnupcial, en un lugar poco habitual, pero tranquilo. En primer plano un nidal artificial. Miranda, Avilés.

Una ayuda más para nuestros vecinos es la instalación de refugios en los que puedan refugiarse del frío o incluso nidificar, bien con construcciones artificiales o con vegetación adecuada, sin olvidar las posibilidades de las viviendas y otros edificios (tejas, orificios en muros, voladizos, etc.).

El mismo nidal de la foto anterior utilizado por una pareja de colirrojo real (Phoenicurus phoenicurus), vecinos de los gorriones que crían en el tejado.

Hembra de colirrojo real inspeccionando un nidal para valorar sus posibilidades.

Joven cernícalo vulgar (Falco tinnunculus) en la plataforma exterior de un nidal para rapaces. Reserva Natural de las Lagunas de Villafáfila, Zamora.

Les haremos la vida más fácil, y ellos alegrarán la nuestra.

Con el tiempo, los animales que viven en nuestros jardines se van haciendo más confiados, y nuestra actividad apenas influye en su comportamiento. Miranda, Avilés. Foto: Charo Fdez. Montaño.

Carbonero común habituado a comer en la mano. Parque Isabel la Católica, Gijón.




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