Parejas

Pareja de cigüeña blanca (Ciconia ciconia) en el nido; Étang de Lindre, Moselle, Francia.

        La reproducción en las aves es de tipo sexual, como en el resto de los vertebrados, por tanto debe haber un apareamiento que permita la fecundación, precedido de un cortejo. Además, durante la incubación y el cuidado de los pollos, en la gran mayoría de las spp hay colaboración por parte de los dos sexos.

Cópula de una pareja de gorrión común (Passer domesticus); Fontenebleau, Sena y Marne, Francia.

Zampullín cuellirrojo (Podiceps auritus). Lago Mývatn, Islandia. La hembra incuba (arriba a la derecha y el macho vigila).

        Este modelo reproductivo implica que las aves deben emparejarse, y al igual que en el resto del proceso, hay casi tantas variantes  como spp. Muchas forman parejas temporales, solamente para completar la crianza o incluso solo para realizar la fecundación; pero otras se emparejan para toda la vida, en unas ocasiones separándose durante la época no reproductiva, y en otras permaneciendo juntas siempre.

Los machos de avutarda (Otis tarda) se reúnen en "leks", donde las hembras elegirán al más adecuado para la reproducción, pero la incubación y crianza la realizan ellas solas. Reserva Natural de Villafáfila, Zamora.

Pareja de ánade azulón (Anas patyrhynchos); Avilés. En un gran número de anátidas, las hembras se hacen cargo en solitario de la incubación y la crianza.

        Según estudios recientes, las aves prefieren emparejarse con ejs con los que no estén emparentados, y lo consiguen utilizando el olfato. Al parecer, los productos químicos de las glándulas sebáceas están relacionados con los genes que determinan la inmunidad, con lo que parientes próximos tendrían un olor parecido.

La mayoría de los páridos forman parejas duraderas, aunque en invierno se muevan en grupos. Pareja de carbonero palustre (Poecile palustris) capturada para anillamiento; La Polina, Sobrescobio.

Serreta grande (Mergus merganser). Mulhouse, Alsacia, Francia.

        Se muestran en esta entrada imágenes de parejas de aves y otros animales, a veces durante el cortejo o en actitud "amorosa", y otras simplemente en una composición estética.

El cisne chico (Cygnus columbianus bewickii) se empareja de por vida, pasando juntos incluso el invierno. Lago Amance, Aube, Francia.

Macho de porrón islándico (Bucephala islandica) cortejando a una hembra. Lago Mývatn, Islandia.

Pareja de cigüeña blanca realizando ceremonia de saludo. Aiguamolls de l'Empordá, Gerona.

Cormorán moñuno (Phalacrocorax aristotelis). Costa de Tapia, Asturias. Foto: Manuel A. F. Pajuelo.

Pareja de rabijunco etéreo (Phaeton aethereus) en vuelo de cortejo. Isla de Santiago, Cabo Verde.

Tórtola turca (Streptopelia decaocto). El Musel, Gijón.

Gaviota patiamarilla (Larus michahellis). El Carbayedo, Avilés.

Pareja de charrán común (Sterna hirundo) copulando, en una pequeña colonia. Puerto de Edimburgo, Escocia.

El charrán ártico (Sterna paradisaea) se reúne en colonias para nidificar, donde cada pareja ocupa un territorio mínimo. Hofn, Islandia.

Pareja de cernícalo vulgar (Falco tinnunculus) en vuelo de cortejo. Delta del Ebro, Tarragona.

Las psitácidas suelen formar parejas permanentes, como estos loros barranqueros (Cyanoliseus patagonus), en este caso en cautividad. Jardín Botánico de Funchal, Madeira, Portugal.

Cuervo grande (Corvus corax), sp que como casi todos los córvidos forma parejas permanentes. Avilés.

Macho de verderón común (Chloris chloris) "cortejando" a una hembra. Cabo Peñas, Gozón.

En los fringílidos suele haber un patente dimorfismo sexual. Pardillo común (Linaria cannabina). Cabo Peñas, Gozón.

      Pasando a otro tipo de vertebrados, en los lacértidos, durante la cópula el macho muerde el flanco de la hembra, al nivel inguinal. En la lagartija serrana (Iberolacerta monticola), el apareamiento tiene lugar entre abril y junio, y puede haber dos puestas.

Parque Natural de las Ubiñas, Lena.

En la sp Homo sapiens las parejas, en principio, son permanentes. Bonifacio, Córcega.