domingo, 22 de abril de 2018

Monfragüe, Llanos de Cáceres y Villafáfila en junio de 2017

Anochecer en el corazón de Monfragüe.


Entre los días 1 y 4 de junio de 2017, realizamos un viaje al Parque Nacional de  Monfragüe y sus alrededores, para ver ambientes y spp mediterráneos, distintos a los que estamos habituados.


Dehesa fuera del Parque Nacional.

Panorámica desde el Castillo de Monfragüe; al fondo el embalse de Alcántara.

Nos dio la bienvenida un chotacabras cuellirrojo al llegar, ya de noche, a Torrejón el Rubio, posado en la carretera. El día 2 lo dedicamos a recorrer el Parque, en sus puntos de observación más típicos, como son el Castillo, el puente sobre el río Tajo, el mirador del Salto del Gitano o la Portilla del Tiétar, entre otros, para recorrer después las dehesas y algunas charcas al O, incluyendo el embalse de Arrocampo.


Estornino negro (Sturnus unicolor) en Torrejón el Rubio.

Embalse de Alcántara desde el Castillo.


Águila calzada, rematada por armas letales.

Las aves rapaces son las estrellas del Parque, aunque en los roquedos están acompañadas por las cigüeñas negras (en Peña Falcón había tres nidos) y algunos pájaros rupícolas como los roqueros solitarios o los aviones roqueros. Vimos águilas imperial, calzada (Hieraaetus pennatus) y culebrera, buitres negro (Aegipyus monachus) y leonado, e incluso elanio común. Los hirundínidos llenaban los puentes de nidos, siendo el más abundante el avión común (Delichon urbicum).


Peña Falcón desde el Salto del Gitano.

Colonia de avión común bajo un puente del Parque.

En las charcas situadas al O de Saucedilla, abundan las aves acuáticas, sobre todo las ardeidas, representadas por la garcilla cangrejera (Ardeola ralloides) y las garzas real (Ardea cinerea) e imperial, e incluso vemos una garceta grande (Ardea alba) en un arroyo.



Garcilla cangrejera.

Garza real y garceta grande en una charca de una dehesa.

En las dehesas abundan los pájaros de todo tipo, desde abejarucos comunes (Merops apiaster), que nidifican en cualquier pequeño desnivel a currucas mirlonas y carrasqueñas (Sylvia cantillans), zorzales charlos, rabilargos, oropéndolas, alcaudones comunes y un largo etcétera, además de reptiles, anfibios y mamíferos que se dejan ver menos; un caso diferente es el del ciervo (Cervus elaphus), que dentro del Parque se ve con facilidad.




Macho de curruca carrasqueña.


El segundo día nos dirigimos al Sur, pasando por el embalse de Talaván. En sus alrededores, hay varios nidos de cigüeña blanca (Ciconia ciconia), que aprovechan los gorriones morunos para establecer pequeñas colonias. En el agua, una pareja de somormujo lavanco transportaba a los pollos en la espalda, y un chorlitejo chico (Charadrius dubius) descansaba en la orilla. En el embalse son frecuentes los galápagos leprosos (Mauremys leprosa), igual que en los arroyos de la comarca.


Panel informativo en el embalse de Talaván.


Galápago leproso en el arroyo de Talaván.

Hacia el Sur son frecuentes los alcaudones reales (Lanius meridionalis), y en algunas zonas, los nidales artificiales están ocupados por cernícalos y carracas (Coracias garrulus). Ya en los Llanos de Cáceres abundan las alondras comunes y las calandrias (Melanocorypha calandra), y vemos un par de avutardas.




Calandria común.

En el viaje de vuelta hacemos una parada, obligada, en la Reserva de Villafáfila, en plena temporada de cría. Un búho campestre (Asio flammeus) nos vigila desde lo alto de un arbusto, igual que sus parientes los mochuelos europeos (Athene noctua); pero las águilas calzadas (Hieraaetus pennatus) y varios aguiluchos pálidos y cenizos vigilan a sus potenciales presas, lo mismo que los numerosos cernícalos primillas (Falco naumanni).


Búho campestre.

Mochuelo europeo.

Águila calzada.

Cernícalo primilla. Foto: Charo Fdez. Montaño.

Y muchos pájaros, como el bisbita campestre o el gorrión chillón (Petronia petronia), alimentan ya a los herederos de sus campos.


Gorrión chillón.


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