domingo, 1 de diciembre de 2024

Cuba, marzo de 2024: Jardín Botánico Nacional

 

Sinsonte norteño sobre frutos de palma.

Si en La Habana es posible ver algunas de las aves cubanas, en los alrededores, el paisaje rural y natural ofrece muchas posibilidades. Escogimos realizar una visita al Jardín Botánico Nacional, situado a unos 25 km del centro de La Habana, y el día 10 de marzo nos desplazamos hasta su entrada en un taxi que nos recogería por la tarde. Se trata de un parque de unas 600 ha con zonas ajardinadas, enormes campos con vegetación herbácea y arbórea, y algunos restaurantes donde reponer fuerzas.

Paisaje campestre al E de La Habana.

Golondrina cubana hembra.

Vencejillo antillano.

Grupo de vencejillos antillanos sobre la vegetación del Jardín Botánico.

Buscando aves en un campo con árboles dispersos.

Por las zonas abiertas volaban golondrinas cubanas (Progne cryptoleuca – Cuban Martin) y numerosos vencejillos antillanos (Tachornis phoenicobia – Antillean Palm-swift), y en los árboles dispersos eran frecuentes muchas aves insectívoras como el tirano guatíbere (Tyrannus caudifasciatus – Loggerhead Kingbird), el pibí cubano (Contopus caribaeus – Cuban Pewee), el copetón de La Sagra (Myiarchus sagrae – La Sagra’s Flycatcher), el sinsonte norteño (Mimus polyglottos – Northern Mockingbird) y varias spp de reinitas, entre las que identificamos a nuestra primera reinita gorgiamarilla (Setophaga dominica – Yellow-throated Warbler).

Tirano guatíbere entre las ramas de un árbol.

Pibí cubano. Foto: Charo Fdez. Montaño.

Pibí cubano.

Copetón de La Sagra.

Nuestra primera reinita gorgiamarilla.

En las arboledas más densas encontramos otras spp, algunas también nuevas: esmeralda zunzún (Riccordia riccordi – Cuban Emerald), paloma coronita (Patagioenas leucocephala – White-crowned Pigeon), carpintero antillano (Melanerpes superciliaris – West Indian Woodpecker) y zorzal patirrojo occidental (Turdus rubripes – Western Red-legged Thrush).

Esmeralda zunzún descansando.

Paloma coronita, frecuente en las arboledas densas.

Carpintero antillano, muy común en el Jardín y en cualquier zona arbolada.

Zorzal patirrojo occidental cantando.

Zorzal patirrojo occidental. Foto: Charo Fdez. Montaño.

Vimos algunas rapaces, como el aura gallivapo, el cernícalo americano (Falco sparverius sparveroides – American Kestrel), el busardo colirrojo (Buteo jamaicensis – Red-tailed Hawk) y, dominando la arboleda el azor cubano (Accipiter gundlachi – Gundlach’s Hawk), que nos vino a retar, posiblemente por tener el nido cerca de nuestro camino.

Cernícalo americano comiendo una presa. Foto: Charo Fdez. Montaño.

Cernícalo americano.

Busardo colirrojo acosado por un sinsonte norteño.

Azor cubano sobrevolando el bosque.

Azor cubano enfadado.

Por último, en un pequeño estanque en el jardín japonés, localizamos varios ejemplares de gallineta americana (Gallinula galeata – Common Gallinule), zampullín macacito (Tachybaptus dominicus – Least Grebe) y chorlitejo culirrojo (Charadrius vociferus – Killdeer).

Gallineta americana.

Zampullín macacito adulto.

Pollo y adulto.

Chorlitejos culirrojos en un estanque del jardín japonés.

Chorlitejo culirrojo.

Los lepidópteros y otros insectos son muy abundantes.

El Jardín Botánico Nacional de Cuba es un lugar muy recomendable para quien vaya a Cuba con poco tiempo y quiera pajarear cómodamente y ver algunas de las especies endémicas.

Rincón ajardinado del Jardín.

Una amazona cubana (Amazona leucocephala) enjaulada como mascota, en un restaurante del sur de Cuba. La cultura popular de la captura de aves, aunque estén protegidas o en peligro, es difícil de erradicar, sobre todo en las zonas rurales, aunque cada vez hay más defensores y estudiosos de la Naturaleza.


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